lunes, 4 de octubre de 2010

ME CASO NO ME CASO

¿Me caso o no me caso?
Luis Palau
Mis padres se oponen a mi casamiento. Dicen que mi novia es inferior a mí en cultura y educación.  ¿Abandonaré mis planes por complacer a mis padres?
Quien se va a casar es usted y no sus padres. Sin embargo, aunque la decisión depende de usted, la opinión de sus padres es de suprema importancia. Cuando usted tome la decisión, la responsabilidad será enteramente suya. Pero el consejo de sus padres es muy valioso pues está basado en experiencia, la que generalmente da sabiduría e intuición.
La Biblia, en Efesios 6 dice:
“Hijos, obedezcan a sus padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra”.
El hecho de que usted me hace esta pregunta, indica que no está seguro de su amor hacia su novia. De otra manera, usted mismo hubiera convencido a sus padres.
Al pensar el asunto ante Dios, debe responder honestamente a las siguientes preguntas:
1. ¿Me siento orgulloso de mi novia, o me avergonzaría de presentarla a un personaje importante?
Cuando le hice esta pregunta a un amigo mío, me contestó: “Mira, aunque la quiero mucho y es bonita, de veras me daría vergüenza presentarla porque le falta educación, no sabe expresarse bien, ni vestir apropiadamente”. Entonces le respondí: “En ese caso, seguro que ella no es para ti”.
Si usted no está orgulloso de su novia, si se avergüenza de presentarla a los demás, significa que en realidad no la ama.
En el cántico al amor en la Biblia, en 1 Corintios 13 dice:
“El amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, el amor no se envanece”.
Cuando un novio considera que su novia es inferior, quiere decir que está envanecido y por ende no hay evidencias de verdadero amor.
2. ¿Siento respeto por mi novia, o me tomo libertades de maltratarla?
¡Cuántos novios maltratan a su novia y sin embargo insisten amarla verdaderamente! Se están engañando a sí mismos y engañando a su novia.
El mismo cántico al amor de 1 Corintios 13 continúa así:
“… el amor no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”.
Si cuando usted se enoja hiere fácilmente a su novia con palabras tajantes, sería otra señal muy evidente de que todavía no conoce el verdadero amor. Claro está que todos tenemos debilidades y a veces perdemos la paciencia, pero si usted ha perdido el respeto por ella y se toma libertades de maltratarla, ya sea con palabras o con hechos, lo mejor es que haga un algo en el camino de su vida y en oración le pregunte a Dios si de veras ama a esta chica o no.
3. ¿Tengo plena confianza en el amor y la fidelidad de ella, o hay celos y sospechas infundadas dentro de mi mente y corazón?
Hay que tener en cuenta que los celos son una proyección de nuestra propia infidelidad. Muchas veces una persona es celosa porque ella misma fue infiel anteriormente y luego sospecha que su novia también lo sea.
Los celos según la Biblia son obra de la carne, de nuestra naturaleza pecaminosa y nuestro YO egoísta descontrolado.
Cuando una persona tiene celos y sospechas infundadas llegando al punto de hacer el ridículo, debe tomar una firme determinación. En primer lugar, arrodillarse ante Dios y pedir perdón, porque los celos son un pecado que destruye la relación entre novios o cónyuges. Dios está siempre dispuesto a perdonar. Pero el perdón no basta, porque a menudo los celos persisten.
Debe pedir a Dios mismo que venga a ordenar su mente en la persona de Jesucristo orando: “Jesucristo, te necesito en mi corazón. Quita con tu poder este egocentrismo que me hace sospechar de la persona que más amo en el mundo. Apodérate de mis pasiones y arráncalas de mi ser. Líbrame de estos celos que me agobian”.
Después de esta oración usted va a experimentar la libertad que el Hijo de Dios otorga. Abrale su corazón a Cristo, El va a renovar su mente, quitándole los celos y sospechas que le impiden gozar de la felicidad que tanto anhela. Ponga su vida en las manos de Cristo ahora mismo.
4. ¿Podemos conversar juntos largamente sin aburrirnos, o no encontramos nada en común para conversar?
Hay un adagio que dice: “El verdadero amor habla”. El verdadero amor desea comunicar, pero cuando una pareja joven no encuentra nada de qué hablar, ¿podrá entablar amistad para el resto de sus vidas?
El matrimonio no es solamente amor físico, sino que incluye también amor moral y espiritual. Implica una íntima comunicación entre el hombre y la mujer.
5. ¿Trato de ser un hombre que inspire su respeto, o pretendo imponerme ante cualquier circunstancia?
Esta es una pregunta sumamente importante. La Biblia dice en Efesios 5:
“Someteos los unos a los otros en el temor de Dios”.
El verdadero amor acude siempre a la mutua comprensión, al común acuerdo, a la sumisión de voluntades. Pero la sumisión es difícil. La Biblia dice que sin Cristo es imposible, porque están en juego dos voluntades egoístas. La única manera de lograr mutua sumisión es que ambas partes se sometan primero a Cristo.
6. ¿Somos mi novia y yo verdaderos creyentes en Jesucristo, o no?
La Biblia dice en 2 Corintios 6:
“No os juntéis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas?”
¿Tienen usted y su novia a Cristo en el corazón? Ambos deben poner sus vidas en las manos libertadoras de Cristo, de lo contrario nunca van a ser totalmente felices. Esta es la base sólida para tomar la decisión de casarse o no con su novia. *
Ev. Luis Palau


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