sábado, 16 de octubre de 2010


El secreto de la bendición
Por Pastor Edgar Marroquín
Busca a Dios, recíbelo, dale Su lugar, sírvelo y recibirás bendición.
  Gózate en el Señor y busca estar en Su presencia. Disfrutar el tiempo a Su lado.
Todos anhelamos que Dios nos bendiga y nos preguntamos cómo lograrlo. También nos intriga descubrir por qué tardamos en ser bendecidos mientras algunos que no buscan al Señor de la misma forma y no están tan consagrados, disfrutan de muchas bendiciones. 

2 Samuel 6:1-13 relata una historia que nos ayudará a descubrir el secreto de la bendición: (...) Entonces David fue, y llevó con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David (...)
Recordemos que el Arca de Dios era el lugar donde Él habitaba. En el Antiguo Testamento no era como ahora que podemos disfrutar de la presencia del Espíritu Santo en cualquier lugar donde le busquemos. Nosotros gozamos de ese privilegio porque Jesús nos lo permitió con Su sacrificio. Por eso dijo: “les conviene que yo me vaya porque dejaré a alguien que estará con ustedes todo el tiempo”. La historia nos refiere que el cofre estaba en casa de Obed-edom porque el rey David la dejó allí luego que el Señor castigó con la muerte a Uza.  Es difícil entender la razón del enojo de Dios, pero la lección es que no debemos hacer cosas malas que parezcan buenas. Ellos violaron un principio divino y llevaron el Arca sobre un carro cuando el mandato era que solamente podían llevarla los escogidos del pueblo.  Entonces vemos que este hombre, Obed-edom recibe la presencia de Dios en su casa y con ella, también recibe mucha bendición.  

Gozo que trae bendición

1 Samuel 7: 1-2 relata otra historia anterior que también nos orienta: Vinieron los de Quiriat-jearim y llevaron el arca de Jehová, y la pusieron en casa de Abinadab, situada en el collado; y santificaron a Eleazar su hijo para que guardase el arca de Jehová.  Desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron muchos días, veinte años; y toda la casa de Israel lamentaba en pos de Jehová. 


Antes de llegar donde de Obed-edom, el Arca estuvo durante veinte años en casa de Abinadab porque los filisteos siendo enemigos, la dejaron allí luego de notar que les perjudicaba tenerla.  La diferencia entre estos dos hombres es muy grande. Obed-edom capturó y valoró la presencia de Dios en sólo tres meses, mientras Abinadab no fue capaz de  obtener bendición teniéndolo ¡durante veinte años!  Imagina que los enemigos te llevan algo muy delicado y precioso, tal vez hasta te molesta la complicación de custodiar algo tan valioso. Esa fue la actitud de Abinadab. La Escritura dice que la gente se acercaba lamentándose, adoraba a otros dioses y cuando las cosas iban mal, se acercaban a Dios pidiendo misericordia. Muchas veces nos sucede lo mismo, cometemos errores y nos acercamos al Señor para que nos haga el milagro de salvarnos el pellejo pero lo hacemos con lamentos y tristeza, justo de la forma que le desagrada. Nuestra desobediencia y mala actitud no traerán la bendición de Dios. Cuando un niño pequeño se lastima, busca a su madre para que lo consuele y lo que ella le dice es: “hijo, tranquilízate, deja de llorar y dime qué te sucedió”. Así pasa también con nosotros cuando nos acercamos a Dios con tristeza y depresión. No te lamentes, búscale con gozo a pesar de las dificultades. Esa es la actitud que le agrada.

Buscar Su presencia


Recibir las bendiciones es cosechar el fruto de lo que has sembrado. Busca a Dios, recíbelo, dale Su lugar, sírvelo y recibirás bendición. David no se atrevió a continuar con el transporte del Arca, seguro tenía algún pecado que ocultar y buscó a la persona ideal para encomendársela. Quería la bendición pero igual que nosotros, no se sentía digno de pedirla y evitaba Su presencia por vergüenza. Si queremos ser bendecidos primero debemos buscarle a Él.  Obed-edom actúo muy diferente a Abinadab, nunca se lamentó, por el contrario acomodó el Arca, llamó a su familia y les compartió la gran bendición que representaba gozar de la presencia de Dios. Nunca preguntó qué obtendría a cambio, si le pagarían por resguardar el tesoro más valioso del mundo. Nuestra intención al acercarnos a Dios debe ser buscarle y encontrarle, pasar tiempo con Él, no esperar algo a cambio, aunque la sanidad, prosperidad y gozo llegan por añadidura.

Su presencia es importante y quiere ser evidente. El Espíritu Santo es más real que nosotros mismos. Ya existía antes de la creación del mundo y  ahora solamente necesita que le des un espacito para entrar en tu vida. El secreto de la bendición es que anheles y disfrutes de Su presencia, que Él sea el centro de tu alegría, no lo que pueda darte, aunque luego, todo viene porque dijo: “mío es el oro y la plata”. 

Si la bendición tarda es porque hay algo en nuestro corazón que no está bien respecto a Su presencia. Él no quiere que te acerques solamente cuando le necesitas, desea que lo busques siempre por el anhelo de encontrarlo y tenerlo junto a ti.  Una esposa se sentiría utilizada si su esposo la busca solamente cuando tiene hambre, por el contrario, le servirá gozosa si el marido constantemente la  llama, le dice que la quiere y se interesa por ella. No te acerques sólo por la bendición sino por buscarle a Él.

Para saber cuánto le anhelas, revisa la cantidad de tiempo que dedicas a hablarle y no sólo para recordarle que te ayude a pagar la planilla y darle de comer a tu familia. Tu vida cambia completamente cuando  tienes un encuentro con el Espíritu Santo y permites que se quede a tu lado. Busca tener una buena comunión con Él.  Qué sabroso es tenerlo a la par cuando tomamos el cafecito de la mañana y hojeamos el periódico. Si cambias de actitud, seguramente tu oración también cambiará  y la disfrutarás en adoración.

La bendición nunca se agota si es el Espíritu Santo quien nos la da y no somos nosotros quienes se la pedimos. Generalmente nos quedamos cortos en nuestras oraciones de petición porque Él es más grande de lo que podamos pedir y esperar, aquel que es poderoso para darnos más sobreabundantemente de lo que pensamos. Nos acercamos buscándole las manos cuando deberíamos levantar la mirada para ver Sus ojos, conocer Su corazón y comprender lo que realmente quiere darte.

Abinadab significa “mi padre es noble, generoso. Padre de una promesa, alguien dispuesto o voluntario”. No basta con tener las promesas, Dios honrará Su Palabra pero no debes buscarle con lloros, lamentos y reclamando como sucedió en casa de Abinadab durante 20 años. Su presencia no está donde hay tristeza y llanto. El nombre Uza significa “esfuerzo propio” y nos enseña que con nuestras fuerzas no es como obtendremos bendición. Obed-edom significa  “está sirviendo”, es decir, la actitud correcta para ser bendecido y cautivado por Su presencia.

La bendición no es casualidad

1Crónicas 15:21 nos habla de cómo este hombre siempre estaba dispuesto en alabanza:Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías tenían arpas afinadas en la octava para dirigir. 

1 Crónicas 15: 25 nos muestra que era servidor del Señor: David, pues, y los ancianos de Israel y los capitanes de millares, fueron a traer el arca del pacto de Jehová, de casa de Obed-edom, con alegría. 

Estaba en la jugada todo el tiempo, sirviendo con esa pasión de anhelar al Señor sin importar lo que tuviera que hacer. Búscale a toda hora, no encuentres escusas para faltar al templo los domingos y leer Su Palabra diariamente. No hay cansancio que supere a Su amor.

1 Crónicas 16: 37- 39 nos relata sobre el ejemplo que le dio a su familia: Y dejó allí, delante del arca del pacto de Jehová, a Asaf y a sus hermanos, para que ministrasen de continuo delante del arca, cada cosa en su día; y a Obed-edom y a sus sesenta y ocho hermanos; y a Obed-edom hijo de Jedutún y a Hosa como porteros. Asimismo al sacerdote Sadoc, y a los sacerdotes sus hermanos, delante del tabernáculo de Jehová en el lugar alto que estaba en Gabaón.

Obed-edom  inspiró a sus 68 hermanos para servir en el templo. No se le pasaba una oportunidad para agradar a Dios, como decimos ahora, ¡compraba todos los números para ganarse la lotería! Tenía esa pasión que se traduce en servicio a Dios y a la congregación. A veces buscas las bendiciones materiales sin darte cuenta que tu familia es la mejor bendición de todas y lo mejor que puedes hacer es inspirarlos para amar a Dios y servirlo.

1 Crónicas 26:4-8 habla sobre los hijos a los que inspiró: Los hijos de Obed-edom: Semaías el primogénito, Jozabad el segundo, Joa el tercero, el cuarto Sacar, el quinto Natanael, el sexto Amiel, el séptimo Isacar, el octavo Peultai; porque Dios había bendecido a Obed-edom. También de Semaías su hijo nacieron hijos que fueron señores sobre la casa de sus padres; porque eran varones valerosos y esforzados.  Los hijos de Semaías: Otni, Rafael, Obed, Elzabad, y sus hermanos, hombres esforzados; asimismo Eliú y Samaquías. Todos éstos de los hijos de Obed-edom; ellos con sus hijos y sus hermanos, hombres robustos y fuertes para el servicio; sesenta y dos, de Obed-edom. 

1 Crónicas 26:15 continúa hablando sobre ellos: Y para Obed-edom la puerta del sur, y a sus hijos la casa de provisiones del templo. 

Este era un hombre que deseaba estar donde estaba el Señor, siempre a la puerta del templo, limpiando, guardando y cuidando. Su actitud nos cuestiona sobre lo que hacemos por  servir a Dios que no tiene la obligación de bendecirte solamente porque tú lo quieres así.  ¿Asistes al  grupo y a la academia, abres las puertas de tu casa para un grupo de oración, prestas tu carro para que vayan a orar  por algún enfermo?  No pierdas oportunidad para hacerte merecedor de la bendición. Que no te importe ser criticado, no ser reconocido o ser despreciado. Buscar Su presencia es suficiente para que bendiga a tu familia y nada te falte.

Al final de tu vida, cuando te llame a Su lado, podrás irte satisfecho porque sabes que tu familia le sirve y está en Sus caminos. Nada te llevarás, ni el dinero, ni la casa, ni el carro, solamente el gozo de dar ejemplo de servicio y entrega por Su nombre. Las habilidades, dones y bienes de Obed-edom estaban a disposición del Señor.  Ahora entiendo porqué David estaba convencido de que este hombre fiel era el indicado para recibir el Arca en su casa.  Ojalá puedan decir que tu hogar es el mejor lugar para que Dios habite porque le anhelas y sirves con pasión. El secreto de la bendición es que ames la presencia de Dios con todo tu corazón, te entregues e inspires a tu familia a imitarte en la dedicación hacia Él. De esa forma te aseguras pasar la eternidad con quien conoces y te hace sentir cómodo porque son íntimos amigos.

Se necesitan más que promesas para recibir bendición. Es necesario tener buena actitud, disposición de servicio y entrega para que Dios se sienta cómodo contigo.
Debes actuar con tu Padre Celestial como esos hijos cariñosos y consentidores que besan, abrazan y honran a sus padres quienes no pueden negarles nada ante tales expresiones de amor. Pido al Espíritu Santo que te haga reflexionar y te muestre la satisfacción de pasar tiempo a Su lado. Dios quiere estar contigo, búscale y disfruta la comunión con Él. Enamórate de Su presencia porque lo demás viene por añadidura. 
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