sábado, 16 de octubre de 2010

llamados a la guerra


Batalla en el campo espiritual
Por Charles Stanley
Aunque el enemigo es fuerte, no hay razón para temer; no está a la altura de Cristo, quien vive en nosotros.
 
Llamados a guerra

2 Corintios 10.3- 5

Muchos cristianos no se dan cuenta de que están en medio de una batalla. Tenemos un enemigo que nos adversa en todo; su propósito es evitar que lleguemos a ser lo que Dios ha querido que seamos, y lograr lo que Él quisiera que hagamos. El diablo frustra nuestros planes, confunde nuestra mente, y produce sentimientos de ansiedad y desesperanza. Pero no se detiene allí; también provoca divisiones en nuestras relaciones y en las iglesias. Hay varias cosas que los cristianos deben entender acerca de este combate.
La batalla es real, aun cuando no podamos verla. Las dificultades, el dolor y el desaliento que provoca Satanás son auténticos. Sus tentaciones no son imaginarias; nos abruman y nos apartan del Señor con engaños.
La batalla es espiritual. Nuestra lucha no es con otra persona, sino con fuerzas invisibles de maldad. Aunque el conflicto se libra en la esfera espiritual, afecta cada parte de nuestro ser: mente, voluntad, emociones, deseos, e incluso nuestro cuerpo.
La batalla es dura. El adversario pelea sucio, y el enfrentamiento es "íntimo y personal". Nuestra confrontación con las fuerzas del mal es un combate espiritual a brazo partido, como una lucha cuerpo a cuerpo. Él tiene una hueste de seres demoníacos que trabajan sin cesar, incluso cuando dormimos.
Mientras estemos en la tierra, la guerra continuará.
Aunque el enemigo es fuerte, no hay razón para temer; no está a la altura de Cristo, quien vive en nosotros. Tenemos el divino poder de Jesús que vence al maligno. No obstante, podemos tener acceso a la autoridad del Hijo de Dios solamente si nos sometemos a su señorío y andamos en obediencia a su Espíritu.
La preparación para la guerra espiritual

Efesios 6.10-13
Los creyentes estamos atrapados en una batalla entre el reino de Dios y el reino de las tinieblas, pero el Señor ha provisto todo lo necesario para que nos mantengamos firmes contra las fuerzas del mal. ¿Por qué, entonces, los cristianos fracasan tan a menudo y ceden a la tentación y al pecado? Creo que por varias razones.
No estamos conscientes de la batalla. Aunque sepamos que hay una guerra espiritual, es fácil olvidar que a nuestro alrededor se libra una furiosa guerra invisible. Nuestra falta de atención nos convierte en excelentes candidatos para un ataque.
Desconocemos al enemigo. Satanás se siente libre para bombardearnos con una artimaña tras otra cuando no reconocemos sus tácticas, o no entendemos sus objetivos.
No estamos entrenados para la guerra. Los creyentes son soldados, quiéranlo o no. La Palabra de Dios es el manual de capacitación que nos dice cómo identificar el engaño, resistir la tentación, mantenernos firmes en la fe, y andar en integridad.
Le permitimos a Satanás tener un punto de apoyo. El principal campo de batalla para los cristianos es la mente. Si comenzamos a escuchar al tentador y a considerar sus sugerencias, tendrá un punto de apoyo en nuestros pensamientos, sentimientos y deseos. Si no lo controlamos, ese punto se convertirá en una fortaleza, y pronto nos hallaremos envueltos en el pecado.
El momento de prepararse para la guerra es hoy. Usted no puede permitirse el lujo de estar satisfecho consigo mismo e inconsciente de su enemigo, porque se convertirá rápidamente en su víctima. Comience llenando su mente con la Palabra de Dios, y escuche con obediencia las advertencias del Espíritu. Esa es la manera de experimentar el gozo de la victoria en

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