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Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar ora vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! – Romanos 8:15 Una noche, después de un culto de adoración, un amigo mío y yo salimos del templo. Cuando estábamos afuera, de pronto nos quedamos maravillados al ver la belleza que nos rodeaba. Era una de esas lindas noches de invierno completamente despejadas en las que el resplandor de la luna y de las estrellas lo dejan a uno boquiabierto. Le dije a mi amigo: "Tomás, ¡mira eso!" Él miró hacia arriba con una de esas sonrisas inspiradas por el Espíritu Santo y con una voz llena de ternura dijo: "¡Mi Papá hizo eso!" "Mi Papá... ". Nunca olvidaré la manera en que lo dijo. Hay algunos que piensan que él no debió haber usado palabras tan informarles para dirigirse a Dios, pero se equivocan. Es bíblico dirigirse de esa manera a Dios. En el Nuevo Testamento la palabra griega para padre es "abba". La traducción equivalente en español es "papá". Es una palabra que significa cercanía, e implica una relación que ha sido cultivada a través del tiempo. Padre es una cosa y papá es otra. Cuando me criaba, mi padre a veces era mi padre y a veces mi papá. Cuando nos íbamos a cazar patos, él era "papá"; cuando daba órdenes que quería que se obedecieran al instante, él era "padre". Lo mismo podemos decir de Dios: Él es nuestro Padre y nuestro Papá. A veces vamos a estar hablando muy seriamente con Él algunos asuntos; otras veces la conversación será más amena. En todo caso, una vez que usted llegue a conocerlo más íntimamente, le aseguro que va a querer estar cerca de Él todo el tiempo. Leer Romanos 8:14-18 Su llamamiento más importante Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. – 1 Corintios 1:9 |
Muchos de nosotros estamos tan ocupados en tratar de agradar a Dios en las cosas que hacemos que olvidamos que nuestro llamamiento más importante es la comunión con Él. Así es, Dios anhela que deseemos estar con Él.
¿Se ha puesto a pensar lo que significaría para Dios que usted un día le dijera: "Padre, hoy no voy a pedirte nada. Ya he orado en cuanto a mis necesidades y tu Palabra dice que las suplirás conforme a tus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Ahora solo deseo estar contigo. Si hay algo que quisieras decirme, estoy bien dispuesto para escucharte, y cualquier cosa que vea en tu Palabra, la haré y la pondré en práctica en mi vida"?
¿Por qué no le dice eso al Señor hoy mismo? Él está esperando tener comunión con usted.
¿Para qué le creó Dios?
Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. – 1 Juan 1:3
El hombre es realmente un ser especial: ha sido hecho a la imagen de Dios y ha sido creado para tener comunión con Dios.
Hay gente que tiene la idea de que Dios hizo al hombre para tener a alguien a quien controlar. Pero Dios no es un controlador. Él es amor, y el amor necesita darse a alguien. Por eso Dios creó al hombre: para poder darle su amor.
Dios pudo haber dado su amor a los ángeles, y lo hizo. Pero el darle su amor a los ángeles no fue satisfacción suficiente. ¿Por qué? Porque los ángeles no están hechos a la imagen de Dios.
En ese sentido, usted actúa de la misma manera. Por ejemplo, digamos que tiene un perrito en su casa.
Puede entretenerse con ese animalito hasta cierto punto, pero luego llega el momento en que desea hablar con alguien, llega el momento en que necesita tener comunicación a su nivel. La razón por la cual usted es así es porque fue creado a la imagen de Dios. Así es Él. Dios desea tener comunión con alguien como Él. Atrévase a creer que usted es realmente especial, único en la creación, hecho por Dios a su imagen. Atrévase a recibir el amor de Dios y a corresponder a ese amor. |
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