EL DIEZMO ES PROPIEDAD SAGRADA
“Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová”. Levíticos 27:30
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa”. Malaquías 3:10
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”. Mateo 23:23
Diezmar es devolver el 10% de todos nuestros ingresos a Dios y pareciera ser lo mínimo que Dios nos llama a hacer. Sin embargo, la Biblia nos permite entrever qué es lo que el diezmo significa para Dios, y cómo nosotros debiéramos entenderlo. Una vez que tengamos en claro qué es lo que el diezmo representa y cómo lo Dios lo ve entonces no tendremos más dudas, demoras o miedo de entregar nuestro diezmo y lo haremos con alegría.
El primer punto a considerar con respecto al diezmo es el de que no se trata de que le demos de nuestro dinero a Dios, sino más bien de que le devolvamos lo que le pertenece.
El diezmo es una devolución de aquello que no es nuestro a su legítimo dueño. Ya hemos visto que todo el dinero del mundo pertenece a Dios, y que somos simplemente mayordomos de aquello que Él ha puesto en nuestras manos.
Al diezmar sobre la totalidad de nuestros ingresos, reconocemos entonces que todo lo pertenece a él por ello le devolvemos el diezmo de lo que no nos corresponde.
El segundo punto a considerar en este asunto es el de que el diezmo es de gran valor y muy especial a su vista de manera tal que él se agrada profundamente cada vez que se lo devolvemos.
El diezmo debiera ser algo que apartamos pues lo vemos como santo, especial y precioso por lo que debiéramos ser cuidadosos de devolverlo siendo que el acto de diezmar es de gran valor a la vista de Dios.
Levíticos 27:30 dice, “un diezmo de todo lo que produce la tierra, ya sea el grano del suelo o los frutos de los árboles, pertenecen al Señor y es Santo para el Señor” note cómo el Señor mismo declara que el diezmo le pertenece y que es santo por lo que debiera ser apartado para Él.
Muchos padres tienen por costumbre separar una cantidad de dinero para comprar los regalos navideños y para el cumpleaños de sus hijos, ellos ven este dinero como un fondo especial pues ha sido designado para agasajar a aquellos que aman y proveerles algo de valor.
De la misma manera debiéramos ser diligentes y aun más en apartar nuestros diezmos para el Señor y percibir este dinero como sagrado y santo para Dios.
Dios está profundamente interesado en nuestros diezmos no porque necesite nuestros bienes, sino porque él se deleita en nuestra obediencia. Por medio de la devolución de los diezmos, Dios nos da el privilegio de traerle un precioso y especial regalo que es el regalo de nuestra obediencia por una parte, y por otra debiéramos ver el diezmo como aquello que pertenece a Dios.
Entonces y en vista a lo anteriormente visto, ¿qué implica el retener el diezmo que debiera ser apartado para Dios? Pues bien, la verdad es que si no diezmamos estamos reteniendo algo que es de gran valor a la vista de Dios y que le pertenece. Al disponer de bienes que no nos corresponden robamos a Dios propiedad que legítimamente le pertenece.
Esta verdad dramática es la que Dios mismo expresa con vehemencia en Malaquías 3:8 “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis ¿en qué te hemos robado? – en diezmos y ofrendas. Malditos sois, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado”.
Es evidente que no puedes robarle a alguien algo a menos que le pertenezca. Cuando Dios dice que le hemos robado diezmos es simplemente porque estábamos reteniendo lo que le pertenecía a Dios.
Las implicancias de robarle a Dios son demasiado serias como para poder alcanzar a comprenderlas en su totalidad, sin embargo te invito a considerar los siguientes posibles escenarios. Tal vez estas entre aquellos que han sido cristianos toda su vida, entre los que conocen y aman a Dios.
Sin embargo no has estado diezmando, lo que implica que has estado robándole semanalmente durante años a ese Dios que amas.
Tal vez has asistido fielmente a la iglesia cada semana y tu pastor te ha estado
instruyendo en la Palabra de Dios y sin embargo nunca te enseñó acerca de la importancia del diezmo. Esto significa que has estado invirtiendo tu tiempo, tu dinero, y tu gasolina para ir a escuchar a alguien que te instruya cómo desarrollar una relación más profunda con Dios y sin embargo él, semana tras semana también le ha estado robando a Dios.
A la luz de lo explicado anteriormente, ¿cómo entonces debes percibir el diezmo? Si lo anteriormente expuesto es correcto, entonces veremos nuestros diezmos como algo precioso, especial, santo, y apartado para Dios, y sabremos que cada vez que diezmamos ponemos frente a Dios algo de gran valor a sus ojos.
Debiéramos tomar el compromiso regular de devolverle a Dios los diezmos, de tratar con seriedad este asunto y apartar diligentemente y de manera exacta lo que pertenece a Dios.
El diezmo es la propiedad de Dios y es de gran estima a los ojos de Dios. Dios nos ha dejado saber en Malaquías 3:10 que quienes no diezman roban a Dios, y a menos que quieras ser llamado ladrón en el día del Juicio final es tu deber devolver los diezmos.